miércoles, 8 de julio de 2009

9 de Julio - Textos para ser trabajados por los alumnos de 3er grado.

El Congreso de Tucumán
En 1815 la situación en América se complicó; el rey de España volvió a su trono (¿Te acordás de que estaba prisionero de los franceses?) y se dispuso a recuperar sus colonias.
Los criollos no tenían muchas alternativas; aunque tuvieran un gobierno propio, un himno y un escudo, si no declaraban ante el nuevo mundo que éste era un nuevo país, independiente de España, tendrían que reconocer la autoridad del rey.
Para discutir qué era lo más conveniente, el gobierno de Buenos Aires convocó a un congreso en la cuidad de Tucumán. Allí se reunieron representantes de muchas provincias, como Buenos Aires, Córdoba y Mendoza. Otras, como las del Litoral y la Banda Oriental, no enviaron diputados porque acusaban al gobierno de Buenos Aires de querer imponer su dominio en el territorio del antiguo Virreinato y querían demostrar su desacuerdo.
Sin embargo, a pesar de las ausencias, después de largas discusiones, el 9de julio de 1816 los representantes declararon la Independencia de las Provincias Unidas de Sud América, uno de los nombres que estas tierras tenían en esa época. Pensá que todo era tan nuevo que si siquiera había un nombre definitivo para el país.

Fragmento del Acta de la Independencia.
Nos los Representantes de las Provincias Unidas en Sud América reunidos en Congreso General, (…) declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente (…)

El largo viaje a Tucumán
Para los representantes de las distintas provincias que fueron al Congreso de Tucumán, el viaje no fue sencillo. Ir de una ciudad a otra en aquella época era incómodo y muy peligroso. Los pocos caminos que había estaban en malas condiciones: si llovía mucho, los viajeros tenían que esperar a que se secaran, porque se formaban verdaderos pantanos. Además, no era extraño que tuvieran que enfrentar ataques de indígenas o de animales salvajes.
Los viajes se preparaban con mucho cuidado. Un viaje desde Buenos Aires hasta Mendoza, por ejemplo, duraba unos veinte días y había que llevar la comida y el agua necesarias, porque no siempre existían ríos en el camino. En algunos trayectos había postas, que, como vimos en el capítulo anterior, eran unos ranchos en los que los viajeros podían detenerse para pasar la noche y conseguir algo de comida. Allí también hacían descansar a los caballos y a los bueyes.
Las carretas tiradas por bueyes eran el medio de transporte más utilizado para trasladar mercaderías y personas. Soportaban mucho peso y tenían gran estabilidad. Se construían en Córdoba, Mendoza, y Tucumán. Los techos eran de cuero y las ruedas –de hasta tres metros de altura-, de madera. Para los viajes largos se organizaban en grupos de 10 a 40 carretas, lo que se llamaba tropa de carretas.
Algunas veces se utilizaba otro tipo de transporte denominado galera, que tenía dos ruedas delanteras pequeñas y dos traseras más altas. Eran más pequeñas y rápidas, pero no servían para todos los caminos.
Los mensajeros y los soldados generalmente viajaban a caballo.

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